EL ASILO DE LOS LIBROS VIEJOS
Hace un par de días mi hermana y yo nos arriesgamos a achicharrarnos un poco (para variar, ¡el calor de este verano es terrible!) y fuimos allí. Mi intención era vender algunos libros viejos que no me gustaban y que mi mamá amenazaba con destruir si no los desaparecía pronto de la casa. Y pues, no me fue tan bien como pensé por que vendimos una buena cantidad de ellos por un precio que ni cubría nuestros pasajes. En fin, estaba algo desilusionada, pero tenía que aprovechar mi estadía en ese asilo de libros viejos para proveerme de material de lectura para por lo menos una semana; así que dimos mil vueltas por todos los puestos buscando algunos títulos en los que yo estaba interesada (mi hermana no buscaba nada en específico pero encontró cosas interesantes), pero no los conseguí.
En esta parte de mi relato debo confesar que lo que yo quería era encontrar los libros que buscaba a un precio mucho menor del que ofertaban en las librerías, aún sabiendo que de hallarlos obviamente serían copias ilegales, o sea, piratas. Está mal lo sé, y en verdad quisiera poder adquirir por lo menos un par de volúmenes originales, pero aquí (Lima-Perú) cuestan mucho pero mucho más de lo que algunas familias se gastan en la comida de un día. Ésa no es excusa, también lo sé, así que estoy decida a hacer un esfuerzo mayor (económicamente hablando) para no seguir contribuyendo con la piratería.
Retomando lo que les contaba, no encontré los dichosos libros (mi conciencia respiró tranquila) y me tuve que conformar con dos que, buscando entre rumas polvorientas, me parecieron interesantes (uno de ellos es la increíble historia de Carla See, una peruana que se convirtió en madre gracias a su madre, y sigue viva gracias a su hermano).
Otra cosa estupenda que vi fue como unos chicos dibujaban retratos con tiza en una avenida. Sus trabajos eran preciosos y su técnica de nivel altísimo. Les tomé (a ellos y a sus obras) varias fotos con el celular de mi hermana, pero cuando llegamos a casa descubrí que ninguna había salido bien. Apenas pude rescatar estas dos:
Dense una pasada por “Amazonas”, pues probablemente tras rebuscar entre los caóticos montones de libros, encuentren algo (o mucho) que valga la pena. Y otra cosita: procuren no comprar copias pirata, piensen que a los autores les debió costar muchísimo plasmar sus ideas en el papel y merecen que se les reconozca (y se les pague) debidamente por sus creaciones.
Un abrazo fuerte, nos vemos en el siguiente post. =))
Etiquetas:
Crónicas limeñas
Miscelánea cultural
0 visitantes opinaron
Gracias por escribir. Me comunicaré contigo tan pronto lea tu mensaje. ¡Ten un buen día!